ZARZA ARDIENTE
Quiso…pero el recuerdo persistió
como la zarza que ardía inagotable
junto a Moisés que atónito miraba
y la nívea nube protegía los sollozos
del sol intempestivo alucinante.
Los cactus florecidos del desierto
añorando terrenos tropicales
agradecieron los pétalos de seda
y en la arena durmieron soledades.
Cuando te protegí de las ventiscas
Bien pagaste con poemas encontrados
aquí y allá…y te sumergiste
en las profundas
aguas de un volcán.
SUSANA RODRIGUES TUEGOLS